El sufrimiento humano tiene gran parte de sus raíces en el desconocimiento y mal manejo de nuestras emociones.
Hoy gracias a la ciencia, sabemos el daño que las emociones reprimidas, desbordadas o sin expresar de forma adecuada pueden causar en nuestro cuerpo, nuestras relaciones y en nuestra calidad de vida; sin embargo y a pesar del impacto que esto tiene en nuestra salud, en general son muy pocas las personas que deciden darle atención, cuidado y seguimiento a la educación emocional y mucho menos aquellas que deciden reparar el daño que hay en sus corazones y sus historias de vida.
Muchas personas llegan a mi consulta después de haber ido al gastroenterólogo, al cardiólogo, al endocrinólogo, al ginecólogo y otros especialistas para encontrar las respuestas que están enterradas en su alma.
Expertos de todo el mundo han dejado claro que las emociones causadas por los eventos que no hemos podido resolver, desde conflictos o desaveniencias familiares hasta traumas y adversidad provocados por pérdidas o situaciones difíciles y dolorosas, ocasionan afectaciones en nuestro cuerpo y nuestra salud, convirtiendo a la enfermedad en un mensajero que nos dice: “busca dentro”.
El perdón es uno de los caminos, una de las medicinas o una de las soluciones que pone a nuestro alcance esos cambios necesarios en nuestro sentir, para vivir de manera más saludable y plena.
El perdón es un proceso que concede un lugar protagónico al dolor en nuestro corazón causado por el daño que hemos recibido o el daño que nos hacemos a nosotros mismos o a los demás, para que al fin encuentre no sólo un alivio momentáneo, sino la liberación del dolor y la consciencia de nuestra vulnerabilidad, para por fin cerrar nuestras heridas y convertirlas en cicatrices de batallas ganadas.
Mucho se nos ha insistido en cambiar nuestros pensamientos o creencias y si, ésa es una parte importante del qué hacer terapéutico en nuestras vidas; pero para que el cambio sea de fondo, debe darse primero desde nuestro sentir.
Es a través del tratamiento, el abordaje y la atención a nuestras emociones y sentimientos que seremos capaces de cambiar todo el pensamiento que nos atormenta o nos impide acercarnos a quienes más amamos a pesar de desear hacerlo.
Te invito a hacer un escaneo a consciencia de cómo está tu cuerpo y tu salud, tus hábitos y tu estilo de vida; pero sobre todo a hacer una revisión de cómo está tu corazón, tu sentir, de cómo está tu consciencia, la imagen que tienes de ti mismo y de la forma en la que estás viviendo tu vida.
Te darás cuenta que tus dolores de espalda y cuello tienen que ver con tus cargas y tu tensión, que esa gastritis es el resultado de las discusiones constantes que no llegan a nada y que empeoran día a día, que esos dolores de cabeza son simplemente todos los pensamientos rumiantes y obsesivos de quehacer con el comportamiento de otros ante el cual somos impotentes.
Es preciso darle prioridad a la persona más importante, a la única que estará contigo el resto de tu vida, a la que nunca te abandonará, es importante que te pongas en primer lugar.
Elige sanar, elige sentir, elige vivir y elige el bienestar.
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